Perdón por interrumpir con la muerte y la tristeza

No hablo en mi pagina web ni en facebook, de mi vida y sentimientos íntimos que no tengan que ver con los temas que habitualmente trato sobre política y sociedad. Pero uno es lo que a lo largo de los años ha ido construyendo como experiencias acumuladas en diversos campos de la existencia. Y mi vida personal, no pública, desde principios de los años setenta (antes que yo tuviera treinta), mis amores, mis visiones de la vida y el mundo, no son entendibles sin Leonard Cohen. Y esa parte de mí ha muerto el día de ayer. Perdón por hablar de estas cosas. Si en mi juventud juventud fui Brel, Brassens, Edith Piaf, desde poco antes de los treinta ha sido la presencia de Cohen la que invadió mi sentimientos y visón de los dramas, tragedias y comedias de la existencia , aunque fuera para discutir en silencio con él.

Fui en 2009 a su concierto en Barcelona y Amazon sabe que he sido de los primeros en adquirir sus trabajos musicales de los últimos años, incluido el último hace unos días que es ya el anuncio de su ida de este mundo ("I am leaving the table, I am out of the game"). Nadie como él entendió mejor, con radical y paradojal coherencia, desde la ironía, o la rabia o el escepticismo o la nostalgia, o las tortuosidades "del amor y el odio", el desgarro de la condición humana en la sociedad contemporánea. Soy de los que dijo al saber que el Premio Nobel se daba tan merecidamente a alguien como Bob Dylan, que debiera habérsele dado previamente a Cohen.

Hoy todos estamos de luto y me siento más solo en este mundo. Mi consuelo es su presencia para siempre en mí.